Parece que el aire de época en donde,  según el filósofo francés  Gilles Deleuze, a toda la gente le gusta vivir. También tiene aroma. Sin embargo no es tan evidente que sea aromatizante.

Byung-Chul Han nació en Seul, en Corea del Sur. Pero, estudió en Alemania. Se especializó en Filosofía en la Universidad de Friburgo y Literatura Alemana y Teología en la Universidad de Múnich.

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Han conquista a Alemania con algo de Terminator.

En 1994, se doctoró con una tesis sobre Martin Heidegger, por lo tanto se puede dar por sentado que lo conoce muy bien. Ha dado clases en la Universidad de Basilea, desde 2010 y desde 2012, es profesor de Filosofía y Estudios Culturales en la Universidad de las Artes de Berlín. También, fue profesor de teoría de los medios en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe.

Facebook tiene en la actualidad una docena de grupos que lo promueven: a sus pensamientos, a sus obras y la lectura de las mismas. El que más participantes tiene reúne unos 86.000 adeptos, aunque algunos apenas llegan a veinte simpatizantes. Sólo dos de ellos son grupos públicos, la gran mayoría son grupos privados. Tiene presencia en todas las redes.

En general, los medios de difusión lo califican como “el filósofo de más éxito”, “la nueva estrella de la filosofía”, “el filósofo más leído del siglo XXI”, y también “el más fácil de leer”. Dicen además, que alcanza con una formación elemental para entenderlo. Es muy hábil tanto en la construcción de imágenes significativas como para desarrollar en pocas palabras conceptos de filósofos que han sido considerados muy difíciles de comprender.

Es un autor que sabe inventar frases. Y como se observa diariamente en las redes, las frases gustan mucho, no solamente las que atraen debido a las experiencias personales vividas, sino también las que poseen cierta sonoridad peculiar.

Por ejemplo: “el animal laborans solo conoce las pausas, pero no la tranquilidad contemplativa”. ¿Quién es el “animal laborans”?:

La crisis actual alemana está vinculada a un imperativo de trabajo según el cual las personas se degradan a un ser “animal laborans”.

La vida humana se equipara al proceso de trabajo de las máquinas, sólo conoce entretiempos libres del empleo que sirven para recuperarse y poder ponerse otra vez en movimiento. Como Usted notará es el argumento de la película Terminator aunque complejizado.

El Ser Humano ya no se define como animal racional, sino como un animal laborans. El trabajo según lo interpretaban Hegel y Marx no es el trabajo tal como lo entiende Byung-Chul Han, aquel era un proceso de transformar el medio y transformarse a uno mismo: el motor dialéctico de la narrativa de la historia. El hacer propio del Homo Faber.

El Ser Humano, a diferencia del animal que privilegiaba la adaptación, optaba por una praxis creativa en la que el pensamiento y la acción, atributos del homo sapiens y del faber, saber y hacer,  constituían una unidad indisoluble.

En verdad, no es la persona la que se ha degradado es el trabajo y en correlación el efecto dominó. ¿Cuántos seres humanos tienen el privilegio de acceder a una remuneración por una tarea realmente transformadora y auto transformarse a partir de allí?

Byung-Chul Han recurre al animal laborans vinculado al trabajo esclavo despreciado por la Polis griega, en tanto era la tarea de la franja carente de Derechos de la Ciudad: “el instrumento animado”, como los llamaba Aristóteles, y el causal de la crisis actual para Byung-Chul. La vida ocupada, a la que le falta cualquier dimensión contemplativa, no es capaz de la amabilidad de lo bello. Se muestra como una producción y destrucción aceleradas de las habilidades. Consume el tiempo.

La crisis actual debida a la absolutización de la vita activa que conduce a un movimiento cotidiano, excesivo y automático, arrebata a la vida humana cualquier elemento contemplativo, cualquier capacidad para demorarse. Supone la pérdida del mundo y del tiempo.

Hay un gran ausente en las obras de Han: las mujeres. No se sabe si ellas pertenecen al concepto genérico de animal laborans, incapaz de pensar. Y  tampoco hace referencias al trabajo específico de las mujeres, ni a su posición o rol en el mercado laboral actual. No marca diferencias de género en las situaciones que describe.

Lo concreto es que el “animal laborans”, léase, el pobre laburante sin objetivos ni metas, ha sufrido una gran pérdida adicional: el aroma de su Tiempo. Sin dudas la actividad sin pausas ni entretiempos de la persona explica la desaparición del tiempo narrativo. Pero no hay una condición necesaria que justifique la pérdida del aroma. Algo realmente preocupante en una sociedad que consume toda clase de perfumes, sahumerios y desodorantes.

Fecha de Publicaciòn: JULIO/26/2022 

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